Flujo vaginal en el embarazo: ¿cómo distinguirlo?
Resumen

Una vez iniciado el embarazo es posible que la futura mamá tenga de repente más flujo vaginal del habitual, con un olor, textura y cantidad diferentes. Incluso el color puede variar, por ejemplo, puede ser de color marrón o rosado, ya desde el inicio de la gestación. El cuello uterino y las paredes vaginales producen fluidos y moco para proteger la vagina de los gérmenes y, durante el embarazo, los estrógenos provocan un aumento del flujo vaginal: se trata de secreciones que protegen el canal del parto de posibles infecciones.
A menudo, el flujo vaginal es uno de los primeros síntomas del embarazo, y tanto su cantidad como su consistencia pueden variar inesperadamente. Se trata de un proceso normal, que permite que al cuerpo acostumbrarse al embarazo y, en una etapa más avanzada, podría volverse menos denso y más acuoso.
¡Atención! El flujo de una consistencia más pegajosa también es normal.
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¿Cómo diferenciar el líquido amniótico y el flujo del embarazo
Al final del embarazo, la futura mamá puede presentar diversas pérdidas, lo que podría plantear la duda de si se trata de líquido amniótico. El flujo vaginal tiene siempre un color blanquecino, mientras que el líquido amniótico es transparente e incoloro; además, el líquido amniótico no tiene una consistencia mocosa, mientras que el flujo sí. Incluso el olor puede dar una indicación clara: el líquido amniótico tiene un olor dulzón, mientras que el flujo vaginal tiene un olor discreto y, en cualquier caso, no es dulce.
Consejos para una correcta higiene íntima de la futura mamá
El aumento del flujo vaginal también podría incrementar en las futuras mamás la necesidad de sentirse «limpias»: no es nada extraño, pero es importante acordarse de lavar la vagina solo externamente y únicamente con agua. El uso de jabón o de geles íntimos puede, de hecho, afectar al pH de la vagina y exponerla al riesgo de infecciones; es mejor también limitar el uso de protegeslips, compresas o tampones, ya que impiden la transpiración y pueden favorecer las infecciones. Por el mismo motivo, es mejor que la futura mamá use ropa interior de algodón, en vez de materiales sintéticos.
Infecciones vaginales: ¿cómo reconocerlas y distinguirlas de otros tipos de flujo?
Durante el embarazo, la futura mamá es más propensa a las infecciones vaginales: si el flujo vaginal tiene un color o una consistencia inusuales y un olor intenso, es mejor consultar con el médico de familia. El flujo blanco y de consistencia grumosa es anormal y puede indicar una infección fúngica: también es posible sentir picazón o ardor, dolor al orinar e inflamación vaginal.
Si el flujo vaginal es de color marrón o rosa, puede deberse a una pequeña cantidad de sangre causada, por ejemplo, por el sangrado de implantación, que debería desaparecer en un par de días. Si es amarillo o verde, existe la posibilidad de que sea una infección o una ETS (enfermedad de transmisión sexual) y sea necesario visitar al médico. Un ligero color amarillento no es necesariamente motivo de preocupación, ya que el flujo vaginal puede tomar este color al secarse: por la misma razón, también puede presentar un olor ligeramente ácido.