Estreñimiento del recién nacido: causas y consejos
Resumen

Se considera que un bebé está estreñido si tiene dificultades para defecar. Sin embargo, la frecuencia y la cantidad de las defecaciones pueden variar mucho, sin que al niño le moleste. En caso de estreñimiento, la caca suele ser dura y el acto de expulsión requiere un gran esfuerzo y/o duele.
Otros síntomas comunes del estreñimiento en los bebés pueden ser dolor abdominal, calambres, vientre hinchado, dificultad para alimentarse, pérdida de apetito y comportamiento quejumbroso o llorón. El estreñimiento en los niños pequeños es una dolencia muy común, pero en la mayoría de los casos se pasa solo.
Summary
Síntomas del estreñimiento en el recién nacido
El aspecto de las heces de un bebé depende del tipo de alimento que recibe. En el caso de los niños que toman el pecho, la frecuencia de defecación varía entre 10 veces al día y una vez cada 10 días. También pueden producirse casos anormales de defecación cada quince días.
El aspecto de las heces de un bebé depende del tipo de alimento que recibe. En el caso de los niños que toman el pecho, la frecuencia de defecación varía entre 10 veces al día y una vez cada 10 días. También pueden producirse casos anormales de defecación cada quince días.
Se considera que los bebés alimentados con leche artificial están estreñidos si defecan menos de dos veces por semana. El cambio de leche también puede provocar estreñimiento: pasar de la lactancia materna al biberón puede provocar molestias como el estreñimiento temporal. En general, se habla de estreñimiento neonatal cuando el bebé presenta dos o más de los siguientes síntomas, por lo que es recomendable ponerse en contacto con el pediatra para realizar una consulta:
- El bebé defeca 2 veces a la semana o menos si es alimentado con biberón y 1 vez cada 10 días o menos si toma leche materna
- El bebé retiene las heces, consciente o inconscientemente
- Las heces son friables (quebradizas), duras, secas y posiblemente dolorosas
- Cuando el bebé defeca, hay una gran cantidad de heces en el pañal
- Durante la exploración al bebé, el médico puede percibir la presencia de heces
¿Cómo influye la alimentación en el estreñimiento del recién nacido?
Con la lactancia materna, el estreñimiento en el recién nacido es poco frecuente pero, sobre todo, más difícil de detectar. De hecho, después de unas 3-6 semanas de vida, el bebé alimentado con leche materna puede incluso tener una sola emisión a la semana sin sentir ninguna molestia. Esto es debido a que la leche materna es más líquida y fácil de digerir. En aquellos casos de bebés que toman el pecho en los que los síntomas de estreñimiento son evidentes, la madre puede intentar ayudar a su bebé cambiando su dieta. Tomar más fibra y verduras puede ablandar las heces del bebé. Beber al menos 1,5 litros al día también puede marcar la diferencia.
Según las estadísticas, un bebé alimentado con leche de fórmula sufre más de estreñimiento: la leche de fórmula requiere un tiempo de digestión más largo y esto puede llevar a un tiempo de emisión de heces más lento. Durante la alimentación con biberón, el bebé suele defecar entre tres veces al día y tres veces a la semana.
Hay que precisar que un bebé con dificultad para defecar no tiene un problema de salud, sino simplemente que las heces son más duras y el niño tiene más molestias cuando tiene que hacer sus necesidades.
¿Cómo puedes ayudarle? Puedes cambiar el tipo de leche, previa consulta con el pediatra; seguramente aconsejará una formulación más ligera.
También es importante comprobar que la preparación de la leche es la correcta y que respeta las instrucciones del envase. A partir de los 6 meses, es importante saber si el niño ingiere suficiente líquido y fibra. Una vez más, es aconsejable comentarlo con el pediatra.
Cuando se pasa de la lactancia materna a la alimentación con leche artificial, es frecuente que los bebés sufran estreñimiento. Una situación que también puede repetirse al iniciar la alimentación complementaria, aunque en este caso el estreñimiento es sólo una condición temporal.
¿Cuándo tenemos que llevar al niño al médico si está estreñido?
En el 90% de los niños que padecen estreñimiento no se identifica ninguna causa. El estreñimiento en los bebés suele ser inofensivo, pero es muy molesto. Se debe informar al médico si el niño hace menos de dos deposiciones por semana, pierde peso y/o experimenta dolor durante la defecación. Si el niño presenta diarrea con sangre, vómitos de bilis, fiebre o eczema, conviene ponerse en contacto con el médico inmediatamente para considerar la posibilidad de ir al hospital.
Si tu hijo recibe la nutrición y la cantidad de líquidos adecuados para su edad, pero sigue estreñido, lo mejor es consultar con el pediatra, quien puede valorar la opción de administrar una bebida (lactulosa) para aliviar el estreñimiento hasta que desaparezca el trastorno.
Sin embargo, en ocasiones se puede prescribir un micro-enema para reanudar la defecación. Se trata de un pequeño tubo con el que se introduce un líquido en el ano. El líquido ablanda las heces duras y actúa como una especie de lubricante. Gracias a esta ayuda, el niño puede defecar pasados unos 15 minutos.
Consejos para la alimentación con biberón
- Si acabas de cambiar de tipo de alimentación (por ejemplo, del pecho al biberón), los intestinos de tu bebé necesitarán un tiempo para acostumbrarse. Puedes esperar 2 semanas antes de contactar con el pediatra.
- Asegúrate que no utilizas más fórmula en polvo al preparar la leche de fórmula (lo normal es una cucharada rasa por cada 30 ml de agua). Introduce el cacito medidor en la fórmula en polvo y retira el exceso con la parte plana de un cuchillo.
- Siempre se ha de poner primero el agua en el biberón y luego la fórmula en polvo. De este modo, se mezcla mejor y podemos estar seguros de haber añadido la cantidad correcta de agua.
- También puede ser útil añadir 10 ml. de agua adicional por cada 100 ml. de preparación. El niño debe entonces bebérselo todo.
- Un poco de humedad adicional entre las comidas (agua hervida enfriada) siempre es útil.
- Opcionalmente, puedes añadir unas cucharaditas de zumo de naranja o de ciruelas en la comida del bebé.